DESEOS: CAMINO AL CIELO O AL INFIERNO

Donde hay deseos limitados, deseos egoístas, siempre habrá un sentimiento de frustración y ansiedad. Los deseos nos esclavizan, nos atan a las zonas de confort, crea miedo al cambio. Como todo cambia y no siempre es hacia lo mejor, se presentan presiones, dificultades, menos facilidades.

Si no tengo valores espirituales, sabiduría y la habilidad para utilizar los poderes internos como tolerar, enfrentar o aceptar, habrá confusión y malestar, resistencia y rebeldía frente a las nuevas realidades. Siguen las mismas expectativas o aparecen nuevas las cuales suscitan sentimientos y emociones negativas que se proyectarán sobre los demás, sobre el mundo y sobre el propio creador aumentando la crisis.

 

DESEOS : El camino a la desgracia o a la fortuna

Para que el mismo proceso del egocentrismo que lleva al sufrimiento se vuelva positivo necesito tener en cuenta dos aspectos: 1- Sentirme un instrumento en las manos de Dios y 2- ser sin ego, o tener una constante intencionalidad altruista.  Al respecto, el reconocido psiquiatra Victor Frankl, dice: “La felicidad no es solamente el resultado de la realización de un sentido (o propósito), sino también, de manera más general, el efecto indirecto no intentado de la autotrascendencia (hacer algo para beneficio de otros, entregarse a alguien -amar- , o ver el beneficio para otros incluso en la peor de las tragedias personales).  Por lo tanto, la felicidad no puede ser “perseguida”, sino que más bien es algo con lo que uno se encuentra”.

 

Se ha dicho que existe únicamente tres fuentes de felicidad auténtica:  a) La que proviene de tener el conocimiento verdadero; b) La felicidad derivada de una profunda relación con Dios y; 3) El servicio desinteresado a los demás. Con conocimiento correcto y fuerza espiritual nace la voluntad natural de servir a los semejantes.  Si tengo felicidad daré felicidad, si tengo tristeza daré tristeza. Nuestras relaciones deben tener la estructura de dar y tomar felicidad y habrá equilibrio.  Cuando hay una brecha muy fuerte se abre la puerta al estrés y el conflicto resultante de ese vacío. Primero merecer antes que desear.

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Puede haber serenidad en la presencia de la Luz Suprema
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